<Bienvenido a la agencia matrimonial> ¿Es posible el matrimonio real? [2]

¿Cuál es su tipo ideal?

¿No es la pregunta que más se hacen las parejas cuando se conocen ‘tipo ideal’?

Para mí, esa pregunta era muy difícil.

Porque mi tipo ideal cambiaba constantemente. Al principio, pensé que me gustaría alguien más alto que yo y ordenado.

Conocí a alguien alto y ordenado.

En nuestra tercera cita fuimos al cine y antes de que empezara la película, salió un anuncio de una aerolínea famosa.

Él, mirando fijamente la pantalla, murmuró en voz baja.

“Nunca podré viajar en primera clase hasta el día que muera.”

En ese momento, dudé de lo que había oído.

¿Normalmente no se piensa ‘Me gustaría viajar’ o ‘Algún día tendré que viajar’?

Lo ignoré, pero no tardé en darme cuenta de que era una persona negativa en todo.

“Nunca podré comprar eso.”

“Creo que eso lo haré en otra vida.”

Una vez que lo escuchas, te obsesionas.

Soy una persona que se contagia fácilmente de las emociones, así que me di cuenta de que me entristecía cuando estaba cerca de alguien negativo y me ponía feliz cuando estaba con alguien positivo.

Rechacé su confesión de que quería salir conmigo y modifiqué mi tipo ideal.

Me gustaría que fuera alguien alto, ordenado y positivo.

Creo que fue en otoño... Me llegó una cita a ciegas con un empleado de una empresa de construcción unos tres años mayor que yo.

No era guapo, pero era normal, alto, ordenado y una persona que sonreía mucho al hablar.

Pasamos un rato agradable y, por suerte, él también sintió algo por mí, así que me pidió una segunda cita.

El problema surgió cuando se puso la ropa para irse.

No sabía que existiera un color así, pero era una gabardina de color menta.

La impactante gabardina de color menta dominó mis pensamientos durante todo el camino a casa.

¿Cómo fue la cita a ciegas de ayer?

“Estuvo bien. Era agradable tanto en apariencia como en personalidad. Pero…”

¿Qué te pasa?

“Bueno… llevaba una gabardina de color menta.”

¿Una gabardina de color menta? ¿Los hombres también llevan ese color?

“No lo sé, es la primera vez que lo veo.”

La reacción general de mis compañeros de trabajo fue que los hombres suelen vestir mal,

que con algunos consejos se puede ir mejorando y que no era ningún problema.

Pero ese hombre apareció con la misma gabardina de color menta en la segunda y tercera cita.

¿Es que este es el famoso terrorista de la moda?

Todos me dijeron que estaba prestando demasiada atención a algo trivial y me regañaron por dudar en rechazarlo, diciendo que era muy sensible.

'¿No sabes que un boleto sin raspar puede ser un premio? ¿Qué más da que no sepa vestir bien?'

Intenté controlarme.

Cuarta cita.

Vino a buscarme cerca de mi empresa y parece que mis compañeros de trabajo vieron la escena.

“Te dije que eras demasiado exigente con la ropa y ahora lo he visto con mis propios ojos.”

“¡Dios mío! Aunque sea para una cita con una chica que le gusta, ¿cómo puede ir vestido así? ¡Es demasiado!”

Me sentí aliviada con sus reacciones.

Sí, no estaba loca.

Me gustaría que fuera alto, ordenado, positivo y que llevara ropa normal.

Mi tipo ideal fue mejorando a través de las citas a ciegas.

Le dije que no me gustaban los fumadores, y me salió uno que bebía mucho.

Le dije que me gustaría alguien que no bebiera ni fumara, y me salió alguien que solo pensaba en el trabajo.

Le dije que me gustaría que tuviera algún hobby, y me salió un ‘yolo’ (YOLO) que solo buscaba disfrutar la vida.

El chico que, al decir que no tenía hambre y que no me apetecía comer, dijo: “Me preocupaba que me pidieras pasta. No me gusta nada eso”. Y desapareció.

Los que me mandaban mensajes sin parar o los que me enviaban un mensaje todos los días de ‘Buenos días, ¡ánimo hoy!’ y nada más.

¿Cómo es posible que no haya término medio en las personas?

“Oye, lo más difícil de encontrar es una persona normal. ¿No lo sabías?”

Mi mejor amiga, mientras escuchaba mis quejas sobre las citas a ciegas fallidas, me dijo con seriedad.

“Establece límites que no puedas traspasar. Si dices que esto me disgusta y aquello me disgusta, no acabarás nunca.”

Así, la línea roja final que establecí fue ‘Alguien más alto que yo, positivo y con quien pueda hablar bien’.