<Bienvenido a la agencia matrimonial> ¿El matrimonio real es posible? [11]

Pensé que si salía bien, se casarían, pero mi madre está desconsolada.

Mi hermana y mi cuñado, que habían celebrado el noviazgo de mi hermano menor y habían bebido demasiada agua de borraja, se sintieron avergonzados y le ofrecieron consuelo.

Que no le gustaba que mi hermano menor saliera con alguien con problemas mentales.

Hasta mi padre, que nunca se había inmiscuido en mis relaciones amorosas, parecía estar pendiente de mi reacción.

“Parece que todos se equivocan, no me gustaba tanto ese chico.

Por supuesto que me agradaba. Me trataba como a una princesa porque le gustaba.

Ah, pensé que con esto podíamos tener una buena relación, pero las cosas se han ido de madre.”

No me entristecía, sino que me parecía absurdo y me molestaba.

No, estaba enfadada.

Más de medio año después, la persona que me presentó a ese chico me contó la verdad del asunto,

Como era de esperar, me dijo que las cosas habían ido mal porque la lectura de su carta astral no era buena.

Dijo que no me había contado la verdad en ese momento porque pensaba que me iba a hacer mucho daño.

Al escuchar esa historia, me pareció tan absurdo que no pude parar de reír.

Digamos que fue un milagro que me salvara. Si hubiera seguido saliendo con él y hubiera profundizado mi relación con él, ¿qué habría pasado si hubiera sucedido algo así?

Que alguien que me presenta un conocido me presente a una persona tan absurda.

“Así que ha venido usted.”

“Sí, he pensado que no está mal recurrir a un sitio de confianza para buscar pareja.”

La mujer de cabello largo y liso que estaba sentada frente a mí en una pequeña mesa escuchando mi historia dejó escapar un breve suspiro.

“Ha pasado por mucho.”

¿Por qué ha tardado tanto en venir?

Las agencias matrimoniales. Un mundo desconocido para muchos.

Aunque es evidente que existe una gran demanda, es difícil encontrar opiniones objetivas sobre este mercado, que también está pasando por dificultades en la actualidad.

Se debe a que cada vez más jóvenes prefieren disfrutar de la vida en solitario que buscar pareja para casarse.

Aunque mucha gente quiere abrir las puertas de este mercado para encontrar pareja, no se atreven a dar el paso fácilmente.

Se sienten mal por tener que pagar para conocer a alguien,

¿No les parece que va en contra de la naturalidad de las relaciones humanas?

Y, sinceramente, lo que más les duele es el orgullo.

En el invierno, cuando pensé que llegaría al final de mi soltería a mediados de los 30.

Después de una ruptura absurda, lo que más lamenté fue volver a estar soltera justo cuando mis células amorosas empezaban a despertar.

En lugar de rogar a mis conocidos que me presentaran a alguien decente y generar situaciones incómodas,

Pensé que no estaría mal recurrir a una agencia matrimonial donde me presentaran a personas con garantías.

Ya estaba decidida, pero ¿a dónde ir?

Había muchas más agencias matrimoniales en Corea de lo que pensaba.

Desde las grandes empresas que anuncian en todas partes hasta las pequeñas empresas.

Busqué opiniones de agencias matrimoniales durante mucho tiempo para saber a dónde ir, ya que mucha gente buscaba información sobre este tema.

Las mujeres tienen como arma la edad y los hombres el trabajo y la fortuna. No está mal ir antes de que sea demasiado tarde.

Si no estás preparado para que te destrocen la moral, no lo recomiendo.

Si tienes una buena percepción de ti mismo, está bien.

Más vale que te unas a un club de aficiones que gastes ese dinero.

Había opiniones positivas y negativas a partes iguales, y la mayoría eran simplemente anuncios, por lo que era difícil encontrar opiniones objetivas.

Sin embargo, llegué a la conclusión de que cuanto más miembros hubiera, más probabilidades habría de conocer a gente normal.

Eliminé de la lista las grandes empresas que preferían a los jóvenes de 20 y 30 años. Pensé que si iba allí, solo iba a sentirme mal.

Elegí una gran empresa en la que principalmente se inscribían personas de 30 a 40 años y reservé una cita.

Al entrar en la oficina, un empleado con uniforme comprobó mi nombre y me acompañó a una pequeña sala de reuniones.

“Espere un momento.”

Mientras acariciaba una taza de café caliente, observé la sala de reuniones. Era limpia, tranquila y normal.

Mientras pensaba cómo hacer para que no me engañaran y pagar una cuota razonable,

Entró la directora de la agencia con una sonrisa. Era una mujer con una imagen amable y dulce.

¿Cómo ha llegado hasta aquí?

Lo que más le interesaba era saber por qué quería registrarse y por qué había elegido esa agencia.

Le conté mi desastrosa historia amorosa de forma resumida y sin detalles,

y la directora de la agencia escuchó con atención y empatía, incluso con exclamaciones de sorpresa.

Parecía que su función era crear una cercanía emocional y que te sintieras cómodo contándoles tus problemas, como si fuera tu confidente.

Lo que más me impactó fue la frase “Ha tenido mucha mala suerte”.

Dijo que el hecho de que yo no hubiera tenido una relación decente hasta ahora y que me hubiera topado con tantos idiotas se debía simplemente a la mala suerte.

Me impactó profundamente el saber que no se debía a que yo estuviera mal o a que hubiera hecho algo mal, sino a que había tenido una mala racha.

Yo no había ido allí para decidir si registrarme o no.

Ya había tomado la decisión y solo estaba en la fase de elegir el servicio, así que la directora se puso más seria.

“¿Por qué ha tardado tanto en venir? Hubiera sido mejor que hubiera venido antes.”

Me reí un poco al escuchar eso, pero la verdad es que me había registrado en una agencia matrimonial cuando tenía 27 u 28 años.

Había oído rumores de que la lista de estudiantes de universidades femeninas se vendía a agencias matrimoniales, pero me sorprendió cuando realmente me contactaron.

Como la propuesta era bastante buena y atractiva, hablé con mi madre y me registré, pero al final resultó ser una estafa.

La agencia no cumplió con el número de citas que había acordado y luego dejaron de responder a mis llamadas.

Mirando hacia atrás, sospecho que las personas que conocí tampoco eran miembros reales, sino que eran estudiantes trabajando a tiempo parcial.

Tras esa experiencia, decidí que no volvería a caer en ese tipo de trampas.

Por lo tanto, la frase de que hubiera sido mejor que hubiera venido antes no era cierta.

El formulario de registro no es nada del otro mundo, solo hay que rellenar datos básicos y añadir información económica.

Tengo que indicar aproximadamente cuánto dinero he ahorrado y si mis padres están preparados para su jubilación.

Y luego siguió la sesión de asesoramiento sobre el tipo de hombre que buscaba.

Dije que no tenía religión, que me gustaría que viviera cerca y que no tuviera más de 6 años de diferencia.

Prefería que fuera un trabajador normal en lugar de un autónomo o un freelance.

La directora de la agencia aplaudió como una foca, encantada.

La mayoría de las mujeres solteras de entre 30 y 40 años tienen requisitos muy altos, lo que dificulta la búsqueda de pareja,

Pero en mi caso, al tener unos criterios tan normales, es muy fácil encontrar pareja.

En otras palabras, me dijo que tenía los pies en la tierra.

Lo que me gustó de esta agencia es que solo la directora puede ver las fotos.

En el pasado, al ver las fotos primero, solía crearme una imagen preconcebida de la otra persona y eso no me había funcionado bien, así que

quería conocer a la persona en una cita a ciegas y ver su rostro.

Después de pensarlo mucho, decidí contratar el servicio de ‘número de citas’.

Firmé el contrato y recibí el extracto de mi tarjeta de crédito, que será mi principal motivación para ir a trabajar.

Una vez que entregue los documentos necesarios para verificar mi identidad, como el certificado de empresa y el certificado de graduación, el equipo de revisión lo revisará para verificar que no hay ningún problema

y comenzará el proceso de emparejamiento.

Ya he tirado los dados. ¿Qué tipo de personas conoceré? ¿Podré encontrar a mi media naranja entre ellas?

La emoción y la tensión se entremezclan.